Verano 2017/2018 | Año 20 | Número 80
| ARTÍCULOS MÉDICOS

El tema del verano: cómo cuidar la piel

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Dra. María Luisa Gómez de Judas, MN 53309.

Con la llegada del verano, se reaviva una de las principales preocupaciones de los dermatólogos y agentes de salud: los daños que producen en la piel las radiaciones ultravioletas, provenientes del sol o de las camas solares.
La exposición al sol no intencional es inevitable, pero las actividades actuales y la moda del bronceado están dañando el futuro de nuestra piel. A continuación, algunas respuestas para las preguntas más frecuentes respecto a esta temática.

¿Es dañino estar bronceado?
Sí, las radiaciones ultravioletas (UV) que emiten el sol y las fuentes artificiales (como lámparas, camas solares y gabinetes de bronceado) pueden producir: cáncer de piel, aceleración en el proceso de envejecimiento y alteraciones de la inmunidad; es decir, del sistema de defensas naturales de la piel.

¿Pero no es saludable tomar un poco de sol?
La exposición al sol que realizamos cuando nos exponemos en forma no intencional es suficiente para que los procesos metabólicos se realicen en forma correcta. De 10 a 15 minutos, dos o tres veces por semana de exposición de la cara y manos son suficientes para la absorción de la vitamina D que se metaboliza en la piel. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los alimentos son la fuente principal de esta vitamina.

Los tumores malignos provocados por las radiaciones ultravioletas del sol, de las camas solares y centros de bronceado, ¿se curan?
Sí, si se diagnostican precoz y correctamente,  y si se realizan tratamientos adecuados con seguimientos periódicos. Pero hay algunos de mayor malignidad, como el melanoma, que pueden ser fatales si no se toman las medidas necesarias para detectarlo a tiempo.

¿Por qué muchas personas están permanentemente bronceadas y no tienen tumores de piel?
Todas las personas que hacen un culto del bronceado y permanecen siempre bronceadas están aumentando el riesgo de padecer cáncer de piel. El hecho de exponerse al sol durante más tiempo hace que el daño que producen las radiaciones sea acumulativo y mayor.
No podemos cambiar la información genética y el tipo de piel de una persona, pero sí tenemos la obligación de aclarar que excederse en las exposiciones solares es perjudicial. La prevención en cáncer de piel pasa por protegernos del sol. Una vez que la piel está bronceada, el daño ya se produjo.
Algunas personas tienen mejor pigmentación y por lo tanto menos riesgo, pero no cero daño y también van a sufrir los efectos de las radiaciones con envejecimiento, arrugas y probabilidad de cáncer de piel.

¿Es cierto que los daños de las radiaciones también afectan a los ojos?
Sí, la exposición intensa a las radiaciones son capaces de producir quemaduras que afectan a la córnea y a la conjuntiva. Esto se denomina fotoqueratitis, un efecto agudo que se caracteriza por lagrimeo, enrojecimiento del ojo, fotofobia y dolor.
Se debe consultar a un profesional para que indiquen anteojos de sol con la adecuada protección. Los anteojos sin prescripción pueden resultar muy dañinos pues impiden los mecanismos de protección naturales.

¿Es cierto que las camas solares son más seguras que el sol?
Esto es falso. Las camas solares emiten radiaciones que están relacionadas directamente con el daño al sistema inmune de nuestra piel y envejecimiento prematuro. Si se concurre a centros de bronceado y además se toma mucho sol, el daño es acumulativo.  Los menores de 18 años no pueden concurrir a estos centros. Se debe advertir a la población del peligro de las camas solares. La salud debe priorizarse por sobre los valores económicos y las reglas de la moda.

¿Qué son los fotoprotectores?
Un fotoprotector es un producto compuesto por filtros que absorben o reflejan la radiación solar. Hay fundamentalmente dos tipos de fotoprotectores químicos y físicos. Dentro del grupo de los físicos, los más importantes son el dióxido de titanio y el oxido de zinc. La combinación de las acciones de ambos aumenta el poder de protección.

Los fotoprotectores actúan absorbiendo, reflejando o dispersando la radiación, permitiendo una reducción en su absorción. Se denomina dosis mínima de eritema (DME) a la menor radiación que aplicada en la piel produce el enrojecimiento de la misma. Los números con los cuales se clasifican a estos productos corresponden al grado de protección que nos brindan.Este número denominado FPS (Factor de Protección Solar) es la relación entre la dosis mínima de eritema (DME) de la piel de un individuo tratado con un agente protector tópico y la (DME) del mismo sin el fotoprotector.

Un buen protector solar no solo es el que tiene el número más alto, si no que contiene una combinación de propiedades químicas y físicas que permiten la adherencia y permanencia  en la piel y la cobertura de las radiaciones ultravioletas V y ultravioletas A.

Consultá a tu dermatólogo cuál es el fotoprotector indicado para tu tipo de piel y actividad.