Doctora María Alejandra Lafont - Pediatra Médica de cartilla y forma parte del equipo de OMINT Médico Online - MN 81988

Las vacunas protegen a las personas de las enfermedades infectocontagiosas: bloquean la transmisión y, en otros casos, ayudan a que el curso de las enfermedades sea más leve. Sería como una forma de quedar inmunizados sin habernos enfermado.

La aplicación de las vacunas evita 2 millones y medio de muertes de niños por año, según la Organización Mundial de la Salud, y es uno de los pilares para la disminución de la mortalidad infantil, lo que constituye  parte de los objetivos del milenio.

Si bien en el mundo actual hay acceso a la información en forma ilimitada y todos conocemos los efectos beneficiosos de las vacunas, siempre nos encontramos con nuevos interrogantes que  sería importante considerar.

¿Las vacunas son realmente necesarias? ¿Contra qué nos protegen?
Para esta pregunta usaremos ejemplos que sean clarificadores:

-Previo a la incorporación de la vacuna contra la Hepatitis A, esta enfermedad era la primera causa de trasplante de hígado, en nuestro país. Desde la incorporación de una dosis de esta vacuna al año de vida, no se trasplantaron pacientes por esta causa.

-La vacuna contra el rotavirus disminuye el número y la gravedad de las diarreas infantiles; sobre todo en los bebés, lo que evita  internaciones por deshidratación.

- La varicela es una enfermedad frecuente que, por lo general, es de curso benigno. Pero puede presentar complicaciones como infecciones de piel; y resultar grave en chicos con problemas de inmunidad. Además, luego de la recuperación de la varicela, los chicos quedan con las defensas bajas y esto los deja más vulnerables a otras infecciones.

¿Qué podemos hacer para que los pinchazos duelan menos?
Hay técnicas sencillas pero muy valiosas para utilizar y que los niños perciban menos el dolor.  Por ejemplo: el amamantamiento en los más chiquitos, el abrazo, el contacto piel a piel, no acostarlos en la camilla, la posición sentada en los más grandecitos, distraerlos con canciones o juegos. En los chicos mayores de 3 años, es bueno darles una explicación, no muy anticipada. Luego de la colocación, se recomienda aplicar un hielo o refrigerante frío en la zona de la vacuna para disminuir la inflamación, y la administración de analgésicos como el paracetamol y el ibuprofeno.

Si hay atraso en el esquema de vacunación, ¿es necesario comenzar el esquema de nuevo?
Cualquier atraso que ocurra por el motivo que sea, no implica recomenzar el esquema nuevamente; se reanuda de acuerdo con calendario y esto no provoca disminución de la protección.

Si el chico está resfriado, ¿se vacuna igual?
Los resfríos comunes, sin fiebre, no contraindican la vacunación. Si el niño tiene fiebre, o no se siente bien, es preferible postergar la colocación; o bien, consultar con el pediatra.

¿Qué se sabe acerca de las nuevas propuestas que sugieren fuertemente no vacunar a los niños?
Hay corrientes que tienden a desaconsejar la vacunación; una de ellas provocó, en la actualidad, la epidemia de sarampión en Europa, con la seriedad que esto implica. No existe información científica seria que avale estas conductas en contra de las vacunas.

Muy por el contrario, las instituciones  internacionales como la Organización Mundial de la Salud; y nacionales, como la  Sociedad Argentina de Pediatría recomiendan que sí debe realizarse.

Si se presentara una duda muy importante que impidiera la vacunación de un niño, recomendamos buscar ayuda confiando en el pediatra, que podrá asesorar, aclarar dudas, brindar información y sugerir bibliografía adecuada.

Es un tema que merece conversarse, no debe provocar enojo y el pediatra continuará atendiendo al niño a pesar de estas diferencias.