Otoño 2018 | Año 6 | Edición 18

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En esta edición escriben para nosotros la doctora Graciela Lewintan y el equipo de Programas Especiales.

 

El síndrome de ovario poliquístico (SOP) a lo largo de la vida de la mujer

El SOP es la endocrinopatía más frecuente en la edad fértil de la mujer. Su diagnóstico requiere de un ejercicio clínico delicado, ya que se trata de una patología que además de requerir distintos elementos clínicos, bioquímicos e imagenológicos, necesita la exclusión de otras patologías. Carece de signos y/o síntomas patognomónicos.

Esta patología, descripta por primera vez en los albores del siglo XX por Stein y Leventhal como “esterilidad relacionada con grandes ovarios blancos”, ha ido evolucionando no solo en su diagnóstico sino también en su terapéutica. El National Institute of Heallth (NIH) en 1990 lo definió con los siguientes criterios diagnósticos: oligomenorrea e hiperandrogenismo.

En el 2003 el consenso de Rotterdam incluyó la imagen ecográfica como un nuevo criterio de detección y así, dos de tres criterios corroboran su diagnóstico. De esta forma, aparecieron varios fenotipos diagnósticos de SOP con variada amplitud, incluso algunos sin la presencia de hiperandrogenismo.

En el año 2006, la flamante Sociedad de Exceso de Andrógenos, indicó que para ellos no existe SOP si no hay hiperandrogenismo clínico o bioquímico dentro de los criterios diagnósticos. Hasta hoy, todos los consensos se hallan vigentes y la característica en la cual coinciden es en la necesidad de descartar otras patologías: los trastornos del eje tiroideo o prolactínico, los tumores secretores de andrógenos adrenales u ováricos, la hiperplasia suprarrenal congénita no clásica y el síndrome de HAIR-AN.

Existe una fuerte asociación entre SOP y trastorno del metabolismo con insulinorresistencia (entre el 60 al 80% lo presentan), dislipemia y/o sobrepeso u obesidad.

Como se puede deducir de estas diferencias en el criterio diagnóstico, determinar que una paciente presenta SOP no siempre es sencillo. Hoy en día, se los agrupa en diferentes fenotipos según su compromiso metabólico o reproductivo.

Otra característica del SOP es que no se manifiesta exclusivamente durante la edad fértil de la mujer sino que es un síndrome con un impacto a lo largo de toda la vida de la mujer. En algunas épocas con síntomas y signos predictores de SOP y en otras etapas, con sus consecuencias. No es exclusivo de la vida fértil sino que se manifiesta en este período presentando indiciosa desde la vida intrauterina y consecuencias de su presencia crónica en la menopausia. Por eso, casi todas las especialidades médicas relacionadas con la salud de la mujer pueden detectarlo, prevenirlo y/o tratarlo: desde la pediatría, la endocrinología, la fertilología, la obstetricia, la clínica médica, la cardiología, la dermatología e incluso quienes atienden mujeres postmenopáusicas y los geriatras.

No se conoce la etiología del SOP aunque existen numerosas teorías. Entre ellas, la teoría genética que involucra a varios genes aunque ninguno es el único en la etiología del SOP (gen del receptor de insulina, del tejido adiposo, de la globulina transportadora de estrógenos, de la FSH, entre otros). Además, algunos estudios genéticos han demostrado que la mujer gestante con SOP presenta una alteración epigenética de los genes con sobreexpresión o silenciamiento de la síntesis de proteínas en determinados genes, desmetilación de otros durante la vida intrauterina, probablemente por el impacto relacionado con la obesidad, el sobrepeso y el sedentarismo. Por ejemplo, el gen Wilms tumor supressor (WT1) se expresa durante la ventana de implantación y podría tener un rol en el proceso de decidualización. La asociación entre niñas nacidas con retardo de crecimiento intrauterino y bajo peso que luego presentan SOP en la adolescencia y edad adulta es conocida desde hace varias décadas (L. Ibáñez, T. Sir Peterman).

Los pediatras ya están alertados y cuando una niña nace con retardo del crecimiento intrauterino y/o bajo peso, se debe evitar un rápido aumento de peso (catch up) ya que es un factor metabólico de alta exigencia que favorece la aparición del SOP en las primeras etapas de la adolescencia.

Durante la niñez, la obesidad, el sobrepeso y el sedentarismo son condiciones favorables para el desarrollo del SOP. También se conoce a través de la asociación entre pubarca prematura y posterior SOP en la pubertad. En estas etapas de la vida de las niñas, la intervención del pediatra será de suma importancia en la prevención de este síndrome. A partir de la adolescencia, el SOP es difícil de diferenciar clínicamente con el hiperandrogenismo (acné, hirsutismo) y los trastornos del ciclo menstrual (ciclos monofásicos prologados y amenorreas), frecuentes y normales en esta etapa de la vida. A su vez, a esta edad existe insulinorresistencia fisiológica. Por lo tanto, se debe ser muy meticuloso y cuidadoso al efectuar este diagnóstico en la adolescencia, ya que puede confundirse con la pubertad normal. Incluso desde hace varios años, los criterios diagnósticos que se utilizan en esta etapa son diferentes (Sultan). Deben estar presentes 4 de los siguientes 5 criterios: 1- oligoanovulación o amenorrea, 2- hiperandrogenismo clínico, 3- hiperandrogenismo bioquímico, 4- imagen ecográfica de ovarios poliquísticos, 5- resistencia insulínica/hiperinsulinemia (acantosis nigricans, obesidad abdominal y/o intolerancia a la glucosa).

Además y, por supuesto, la exclusión de otras patologías. En estas jóvenes, al efectuar el diagnóstico corresponde revaluarlo cada dos años.

Una característica muy común en el SOP es el trastorno del ciclo menstrual con oligo o anovulación crónica y por ello nos pueden consultar por esterilidad. El tratamiento de estas pacientes consistirá en mejorar su ovulación.

Muchas veces con pautas de cambio en su estilo de vida, descendiendo de peso y efectuando actividad física, se logra la ovulación y el embarazo. En otros casos, se requerirán tratamientos de inducción de ovulación. Estas pacientes también presentan alta tasa de abortos recurrentes.

Los obstetras que atienden a las mujeres con SOP, están alertados sobre las complicaciones frecuentes de hipertensión gravídica y diabetes durante el embarazo.

Los estados de hiperestrogenismo crónico característicos del SOP, tienen un impacto, en especial, sobre el endometrio y por ello estas pacientes, llegadas a la etapa de la transición a la menopausia, presentan con mayor frecuencia lesiones atípicas de endometrio. A su vez, debido a la dislipemia, la insulinorresistencia, el exceso de peso y el sedentarismo crónicos, padecen de diabetes y trastornos cardiovasculares con mayor impacto que en la población general.

Como conclusión, podemos decir que el SOP es un trastorno relacionado con todas las etapas de la vida de la mujer, que puede ser detectado y evitado en edades muy tempranas y que, por su alta frecuencia y sus consecuencias, significa un alto costo en salud.

Doctora Graciela Lewintan Médica ginecóloga, especialista en Endocrinología Ginecológica y Reproductiva en la Universidad Favaloro. Certificada en Ginecología Infantojuvenil y en Climaterio y también docente adscripta UBA. A cargo de la especialidad ginecología en Médico On Line.