Otoño 2021 | Año 9 | N° 30 www.omint.com.ar
 

Modelo de atención centrada en la persona

En los últimos cincuenta años hemos asistido a un asombroso avance de la medicina que redunda en extraordinarios y sofisticados métodos diagnósticos y terapéuticos. Esto se acompañó de significativos aumentos de los costos relacionados con las distintas patologías que, en algunas circunstancias, ponen en riesgo la viabilidad de los sistemas sanitarios.

Lo paradójico de esta nueva realidad es que, simultáneamente, se ha incrementado la insatisfacción de los pacientes respecto a la percepción de calidad de la atención recibida.

Dentro de los muchos factores responsables  por esta negativa percepción, uno de los más importantes posiblemente sea el modelo prestacional vigente: fragmentado y orientado al órgano enfermo y a la enfermedad.

Por todo esto, es fundamental reconceptualizar la misión central de la medicina, reconociendo a la persona como fin fundamental; y no como simple portadora de enfermedades.

La atención centrada en la persona surge entonces como una respuesta a deficiencias generadas por un modelo reduccionista: modelo biomédico que concibe a la enfermedad como un funcionamiento defectuoso de los mecanismos biológicos, que deben ser reparados por el médico, quien solo necesita conocer algunos signos y síntomas.

Este nuevo enfoque implica un cambio en la visión y la relación médico- paciente;  de tal manera que este último sea realmente el centro de la atención proporcionada;  más allá del tipo de padecimiento del que vaya a ser tratado o del nivel o tipo del establecimiento que preste la atención.

Para el personal asistencial, el cambio propuesto implica que intentemos ver las cosas a través de los ojos de los pacientes, aceptando y reconociendo que tengan más voz y voto en su proceso de atención, y logrando que participen y se comprometan expresando sus opiniones y preferencias, proporcionándoles información clara y comprensible sobre las distintas maneras de tratar su enfermedad, escuchando lo que tienen que decir. En suma: empoderarlos para que sean los protagonistas del cuidado de su propia salud,  ayudándolos a comprender su enfermedad y los procesos de autocuidado.

Con este nuevo enfoque se trata de que la atención proporcionada por el médico le asegure al paciente una activa participación en la toma de decisiones. En todos los asuntos, sin excepción, relacionados con el cuidado de la salud, siempre preservando que  se realice en un ambiente de transparencia, reconocimiento y respeto, garantizando que sus necesidades, preferencias y valores serán respetados de manera oportuna, conveniente y coordinada.

Además, es importante señalar que, para algunos expertos, la atención centrada en la persona es la mejor estrategia para contribuir a alcanzar la triple meta de los sistemas de salud:

• Mejorar la experiencia de la atención (satisfacción, confianza, etc.).


 

• Mejorar los resultados clínicos y la salud de la población (morbilidad, mortalidad, calidad de vida, reducción de hospitalizaciones).
• Mejorar la relación costo- eficacia de los sistemas de salud (mejor salud con menores costos).

Para llevar adelante este modelo surge como imprescindible la conformación de equipos de salud, integrados por profesionales (médicos, paramédicos, administrativos, auxiliares, etc.) formados en el modelo de atención centrada en la persona, comprometidos profundamente con la idea del “paciente protagonista” y liderados por la figura del médico personal, ya que los pacientes tienen la necesidad de contar con un referente donde depositar la confianza y sentirse reconocidos y entendidos.

¿Qué se espera del médico personal y del equipo de salud?

El médico personal debe ser un médico especializado el Clínica Médica, Pediatría o Medicina Familiar, requisitos necesariospero no suficientes ya que, además, es imprescindible que sea capaz de:

• Desarrollar destrezas de comunicación y relación interpersonal para  facilitar la formación y liderazgo de equipos de trabajo eficientes.
• Percibir el mundo desde la mirada del paciente, comprendiendo sus necesidades y preferencias.
• Mantener una mirada costo-eficiente en la toma de decisiones, valorando la opinión del paciente y la evidencia científica.
• Facilitar las interconsultas, participando y acompañando en la toma de decisiones.
• Propiciar una fluida comunicación con los distintos especialistas.
• Brindar consejería y asesoría oportuna, según las diferentes etapas del ciclo vital individual.
• Integrar permanentemente actividades de Prevención y Promoción, en la práctica asistencial.
• Ser respetuoso de los derechos y autonomía del paciente.

Por último y para terminar reflexionando en torno a alguna de las enseñanzas que nos dejara el entrañable doctor Francisco “Paco” Maglio: (1)

Proponemos un modelo de atención donde…

Además de interrogar, nos ocupemos de escuchar.
Además de diagnosticar, nos ocupemos de acompañar.
Además de calmar el dolor, nos ocupemos de aliviar el sufrimiento.
Además de informar, nos ocupemos de consolar.
Es decir, un modelo que, trabajando con la Biología, se ocupe también de la biografía.


Dr. Daniel Espinosa

M.N.62946

   
1. (24 de abril de 1935 - 16 de mayo de 2017) Doctor en Medicina Diplomado en Salud Pública y Especialista en Enfermedades Infecciosas. Jefe de Terapia Intensiva del Hospital “Francisco J. Muñiz”. Profesor Titular de la Maestría de Ética en Investigación de la UAI. Presidente de la Sociedad Argentina de Medicina Antropológica. Doctor Honoris Causa de la UNER. Miembro de Honor de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva.