Otoño 2022 | Año 10 | N° 34 www.omint.com.ar
 

En primera persona


El hablar de la pandemia me recuerda a los momentos en que estudiaba y nos hablaban de pandemias, endemias, etc. y yo para mis adentros pensaba que esto nunca nos iba a pasar.

La labor que tuvo que llevar adelante, en esta nueva experiencia, el personal de Enfermería fue intensa.

Trabajamos de manera individual con cada persona, aplicando la empatía y la escucha activa como herramientas prioritarias, a fin de resguardar nuestras emociones que en cada accionar estuvieron más latentes que nunca y fluctuaban continuamente.

En particular, en nuestra Institución asistíamos todos pacientes COVID. Por tal motivo tuvimos que llevar adelante acciones específicas para este tipo de atención de las cuales podemos destacar ediliciamente: la apertura de una nueva UTI, el incremento del personal, la instalación de camas dobles, etc. Pero también sufrimos modificaciones en nuestras rutinas diarias. Los jefes de todas las unidades nos reuníamos una vez a la semana, o cuando se necesitaba, para escucharnos y ayudarnos en cada paso. Aprendimos de reuniones vía zoom, Meet, WhatsApp y de todas las redes sociales. Dejamos los abrazos y besos y pasamos a saludarnos con el puño. Fueron muchos cambios y el personal de salud respondía muy bien. Se habló mucho y aún hoy se sigue hablando de la palabra “cuidar” que si bien para nosotros es algo cotidiano esta vez tomó mucho énfasis.

Todos vivimos situaciones de mucho estrés, nos enfermamos y se enfermaron nuestros familiares. Hubo que ser fuerte para superar esas situaciones sin descuidar la atención de los pacientes. Algunos que ingresaron en mal estado,  se repusieron y lograron salir airosos. Eso nos daba mucha alegría pero también nos entristecíamos con los que luchaban y no lograban salir. En todos los casos acompañamos a los familiares con escucha y contención.
Hoy podemos decir que aprendimos mucho. Seguimos cuidándonos y cuidando a los que vienen a nuestra Institución.

Esta pandemia nos unió, nos enseñó a valorar lo que tenemos. Tuvimos muchos aciertos y algunos errores pero siempre mantuvimos el interés de aprender y hacer las cosas de la mejor manera para todos, con la  calidad de siempre.

Lic. Liria González Gamarra
Jefa Depto. de Enfermería -Clínica del Sol

Cuando me preguntan sobre el impacto de la pandemia en los profesionales de enfermería, pienso “será impacto o realmente quedó expuesta la enorme capacidad que tenemos los enfermeros y enfermeras para adaptarnos a las necesidades de cambio o la habilidad de superar de forma inmediata las distintas situaciones que van surgiendo”.

Esa habilidad, que en muchas ocasiones no es tenida en cuenta, durante el tiempo de pandemia se hizo visible pudiendo así afirmar que “SÍ” estamos preparados para estar un paso adelante en los momentos críticos.

Fuimos entrenados para prevenir, fomentar y acompañar desde el nacimiento hasta el fin de vida.

 

Nos preparamos profesionalmente para brindar cuidados que son fundamentales en el proceso salud/enfermedad.

En el año 2020 increíblemente la OMS decretó ese como “El año de la Enfermería”. Una vez más el rol desempeñado posibilitó que el mundo visualice la dedicación, el valor y la vocación que tenemos los enfermeros y enfermeras. Durante la pandemia fuimos madres, hermanas, amigos, padres, hijos, tanto de los pacientes que asistimos durante la internación, como de nuestros colegas que atravesaban momentos de temor e incertidumbre.

En escaso tiempo adaptamos protocolos, realizamos capacitaciones permanentemente, aprendimos a usar herramientas poco frecuentes como el Zoom, Meet, WhatsApp y las redes sociales con el fin de trasmitir la información en forma inmediata. Compartimos con colegas del interior y exterior del país, como así de otras instituciones, dejando de lado la competitividad y las diferencias con el único objetivo de brindar un cuidado adecuado,  minimizando  el impacto producido por el coronavirus.

Aprendimos que el mejor resultado se logra en equipo, cuidándonos y respetándonos independientemente del rol que ocupamos. Todos nos necesitábamos, todos debíamos cuidarnos. 

Las emociones se llevaron todo el protagonismo en esta pandemia. No había cobardes sino colegas que necesitaban ser acompañados, así aprendimos a priorizarnos. Nos enojamos, lloramos, bailamos, nos angustiamos, nos reímos y aprendimos a ser resilientes.

Hoy somos más fuertes, no sólo por haber sobrevivido a esta pandemia, sino por haber demostrado la habilidad de adaptarnos a las diversas situaciones participando activamente en el cuidado del paciente tanto en el proceso de curación como en el acompañamiento en el final de su vida.

Aprendimos cómo cuidarnos, para poder cuidar a los otros, al paciente y a su familia. Fuimos objetivos y compasivos frente a la participación de los vínculos directos, pusimos valor agregado al abrazo y a la posibilidad de poder tomar una mano permitiendo la despedida de los seres queridos.

Adaptamos protocolos y estructuras edilicias, ajustamos los procesos para brindar seguridad a los enfermeros en la asistencia de los pacientes con Covid. Nuestro enfoque se basó en el cuidado holístico de los pacientes, fuimos intermediarios de llamadas telefónicas y video llamadas, incluso generamos los cuidados necesarios para facilitar el ingreso de familiares y mascotas. Formamos una red de contención, con el apoyo de equipos de psicólogos y también lideramos equipo a través de la confianza y procesos seguros. Fuimos sustento y nos acompañamos en muchas situaciones de angustias y miedos.

Aprendimos, crecimos, nos superamos, nos hicimos visibles socialmente, seguramente cometimos desaciertos durante el proceso, pero definitivamente nos transformamos, fuimos, somos y continuaremos siendo uno de los pilares fundamentales del equipo de salud.

Los Enfermeros
Lic. Silvina Bravo
Jefa Depto. de Enfermería -Clínica Bazterrica