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Bullying escolar: un enemigo silencioso

Lic. Carolina María Celia Alfonso Crispi, MN: 56974.
Psicóloga.

En Argentina, los episodios de bullying escolar se duplicaron durante la pandemia. De 6.200 casos, pasaron a registrarse 12.300 entre noviembre del 2020 y noviembre del 2021, según la encuesta realizada por la ONG Bullying Sin Fronteras, en colegios públicos y privados. Es decir, siete de cada diez alumnos/as son víctimas de acoso escolar en nuestro país.

     

¿Qué es el bullying?

Se trata de un tipo de comportamiento violento e intimidatorio ejercido de manera física, verbal o psicológica entre niños/as y adolescentes durante la etapa escolar. Comprende una serie de maltratos continuos llevados a cabo de manera intencional por uno o varios agresores/as, con el propósito de generar inseguridad o entorpecer el desenvolvimiento de la víctima.
El acoso suele efectuarse contra estudiantes sumisos, inseguros, con baja autoestima y dificultades para defenderse, o bien, que se diferencian de sus compañeros/as por diversos motivos. En general, comienza con burlas que se intensifican hasta provocar daños psicológicos y emocionales en el individuo afectado.

¿Qué tipos de bullying podemos identificar?

Bullying verbal: se caracteriza por el empleo de insultos, burlas, apodos, chismes, rumores, amenazas y humillaciones que afectan psicológicamente a la víctima, y conllevan a la discriminación.

Bullying
 físico: incluye todo tipo de agresiones físicas como golpes, patadas o empujones que pueden ser ejecutadas por uno o varios agresores/as.

Bullying
 social: busca aislar o excluir al niño/a o adolescente de un grupo, a través de la discriminación social o económica.

Ciberbullying
:
 en este caso el agresor/a se vale de las redes sociales y de otros recursos tecnológicos para hostigar a la víctima, y enviar mensajes falsos.

Bullying
 sexual: se trata de un tipo de asedio de connotación sexual, o abuso, en los casos más graves. En general, las niñas son las principales víctimas.

¿Cuáles son las señales que podemos identificar en los jóvenes que padecen bullying?

• Alteraciones del sueño
• Trastornos de alimentación
• Irritabilidad
• Depresión
• Ansiedad
• Dolor de cabeza
• Falta de apetito
• Pensamientos destructivos, como el deseo de morir
• Cutting (cortes superficiales en la piel, generalmente en brazos y piernas)
• Angustia al momento de ir a la escuela

 

 

El bullying desde una mirada psicológica

Desde el ámbito de la psicología entendemos el acoso escolar como un comportamiento agresivo, sostenido y constante, de una o varias personas hacia un individuo que se percibe vulnerable, sumiso o "distinto" del resto del grupo social.

Muchas veces convertirse en el centro de las burlas se produce por azar, aunque algunos factores aumentan estas posibilidades: tener alguna limitación, haber sufrido acoso anteriormente, padecer algún trastorno del aprendizaje o pertenecer a un grupo minoritario (ya sea de carácter religioso, sexual, étnico o cultural).

Asimismo, el acoso se intensifica si la víctima es tímida, introvertida o tiene dificultades para confrontar y/o comunicarse con sus padres o profesores. Es frecuente que quienes padecen bullying, oculten el hostigamiento que atraviesan por sentirse débiles o culpables.

A su vez, el acosador/a suele responder al perfil de una persona físicamente fuerte, impulsiva y dominante, que con frecuencia tiene problemas para relacionarse, y por eso,  apela al miedo y al temor para mantener a otros niños/as a su lado. Por lo general, tiene conductas antisociales y carece de empatía alguna hacia sus víctimas. Por tal motivo, el agresor/a también debe recibir ayuda terapéutica para descubrir y tratar el origen de toda esa frustración y rabia, y obtener herramientas y estrategias de apertura hacia el otro, que le permita ser consciente del daño que genera.  

A estos dos perfiles principales de víctima y victimario, se suman los instigadores (apoyan el hostigamiento, proponen ideas o son  colaboradores secundarios) y los espectadores pasivos (refuerzan la actitud del agresor/a al no reprobar su conducta).

Como padres, es importante prestar atención al comportamiento del niño/a en el hogar, ya que el cambio en la conducta o estado de ánimo, son las primeras señales de ser víctima de acoso escolar. Por lo general, comienzan a mostrarse tristes, irritables, temerosos y cansados, manifestando reticencia o dolores físicos a la hora de ir a la escuela.

Pese a tener un buen diálogo con ellos, muchas veces les cuesta contar lo que están pasando. Es decir, el daño psicológico que el victimario genera, impide a la víctima reaccionar en su propia defensa, siendo la pasividad y el silencio, la actitud más habitual.

Ante la sospecha de que nuestro hijo/a puede estar siendo víctima de bullying, es fundamental consultar a un psicoterapeuta para adquirir las herramientas necesarias, y abordar la situación sin correr el riesgo de revictimizarlo involuntariamente.

Por su parte, el profesional podrá ayudar a la víctima a afrontar la situación, brindándole habilidades sociales para mitigar las consecuencias psíquicas del acoso.

El bullying es responsabilidad de todos. Debemos estar atentos/as ante cualquier indicio de que un niño/a es víctima de él, y alertar a la escuela o cualquier otro establecimiento, a fin de que implementen todas las acciones necesarias para que deje de ocurrir: brindar talleres, charlas y psicoeducación sobre las formas sanas de relacionarnos en grupo, por ejemplo.

 
 
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